¿Era su muerte?

Esos espacios blancos,
esas grietas donde brillaban
astros pequeñísimos.

Templa el filo que cortará la oscuridad
para abrir el camino de adentro.

La mirada de tigre
avivándose.

Vagarán por el cielo como dos brasas,
como dos espejos de metal.
Reflejarán tus pensamientos.

Y pintadas sobre sus pies
las garras.

Los ojos lo ahogan en su ebriedad.
El aire inmóvil,
donde anida la niebla
—abrazo blanco de la muerte.

Esferas se extinguen en el amanecer.