Ellos profieren el lenguaje del amor...
Rechina los trece dientes con que tus flacas mandíbulas sonríen.
Increpa tu deseo y cobardía, desnuda codicia de la carne.
En ti el aliento del amor es rancio, dicho o cantado, tan ácido como el aliento del gato, áspera lengua.

Este gris que mira fijamente no miente, dura piel y hueso.
Dejan los labios grasientos sus besos.
Ninguna la escogerá, lo que tú ves sobre su boca.
Hambre terrible sostiene su hora.
¡Ánimo y adelante, tu corazón, sangre salada, fruto de lágrimas!
¡Ánimo y devora!